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El viaje al pequeño pueblo de caza duró poco más de una hora y rápidamente se tornó aburrido a medida que dejaban la ciudad atrás. Los árboles y las montañas rápidamente reemplazaron las casas y las tiendas, tanto como alcanzaba la vista, y se volvieron monótonos.
Alex y Kary apenas hablaban, ya que esta última estaba perdida en sus pensamientos. Estaba intentando encontrar una buena manera de contener un ataque de una horda de lobos en un pequeño pueblo indefenso.
También tenía que considerar todas las casas entre la horda y el pueblo y cómo harían para hacer que estos viejos residentes, probablemente, salieran temporalmente de sus hogares por cuestiones de seguridad.
La gente mayor casi siempre era terca y necesitarían una excusa convincente para hacerles abandonar sus casas durante la duración de esta cacería. Si no lograban convencerlos, corrían el riesgo de que murieran o de exponer una verdad que debería permanecer oculta un poco más de tiempo.