Alex quería disfrutar de esta paz todo el tiempo que pudiera, ya que no había tenido muchos momentos de paz últimamente en su vida.
Pero el destino era una amante cruel, y su tranquilidad se vio interrumpida poco después de comenzar.
*Dooroorooroo*
Su interfono sonó, interrumpiendo sus rascadas de cabeza, mientras Kary estaba a punto de levantarse para contestar. Pero Alex puso su mano sobre el muslo de ella.
—Yo me encargo. No esperamos a nadie, así que debe ser la recepción.
Kary le sonrió, besando su frente mientras él se levantaba, y ella se quedó sentada.
Alex suspiró, decepcionado de cómo la calma parecía no durar últimamente.
Llegó al interfono cuando sonó por tercera vez. Al presionar el botón de respuesta, vio la cara sonriente del recepcionista, que usualmente atendía el mostrador de abajo a esa hora del día.