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El resto de la mañana fue aburrido para Alex, excepto cuando Clark fue sacudido despierto con sales aromáticas. Se había inquietado al encontrarse de repente rodeado de gente extraña en un lugar extraño.
Alex tuvo que ayudar a calmarlo y explicar dónde y por qué estaban donde estaban. Al final, Clark aceptó, aunque de mala gana, ser examinado por los extraños científicos.
Mientras tanto, ya habían llevado a Phoenix a otra habitación, donde también estaba siendo examinada. Para sorpresa de todos, había hecho progresos decentes en el tamaño de su reserva de maná y la intensidad de sus llamas controladas.
Esto la había hecho feliz, ya que siempre sintió que estaba frenando a Alexander en este lado del velo. Escuchar que había avanzado a pasos agigantados la hacía sentir que finalmente podría serle útil si surgía otra situación.
Cada vez que tenían un incidente, hasta ahora, casi siempre le habían asignado un papel de apoyo. Estaba cansada de estar en la retaguardia.
