Al llegar al lujoso salón de reuniones, Astaroth no esperó a que los guardias anunciaran su presencia y entró.
Esto sorprendió al diplomático, junto con sus dos guardias, quienes saltaron a una postura protectora, armas en mano.
Dado que los dos reinos estaban en buenas relaciones y eran parte de una alianza, se había permitido a los guardias conservar sus armas.
Esto hizo reír a Astaroth, mientras los miraba fijamente a los ojos.
—Guardad esos juguetes. No soy un enemigo.
Los guardias querían acercarse al hombre que había irrumpido abruptamente en la habitación, pero una mano se posó sobre ambos hombros, seguida de unas palabras.
—Retrocedan, hombres. Ese es el rey de los Bosques Estelares. —dijo una voz autoritaria.
Los dos hombres estaban ligeramente confusos. Habían conocido al rey, hace unos años, cuando se habló de que este reino se uniera a la alianza.
Y este no era él.
Astaroth sonrió y caminó hacia el diplomático.