La primera de las dos en despertar fue Bosque Cantante, que saltó a sus pies, sin reconocer la habitación al principio. Se dio cuenta de que todavía estaba dentro del palacio, ya que se había alojado en una habitación similar una o dos veces cuando se estaba formando el Consejo.
Luego, sus recuerdos volvieron a su lugar, y recordó por qué estaba allí. Y, más importante aún, quién le había hecho esto.
Habían pasado siglos desde que fue derrotada por última vez en combate, y aún más desde que había perdido la conciencia ante un enemigo.
A pesar de darse cuenta de que Astaroth no era un enemigo per se, había pasado de ser una molestia a una amenaza real en su mente.
—Si él crece en ese poder que usó, podríamos presenciar el nacimiento de un nuevo dios... ¿Cuándo fue la última vez que ocurrió eso? ¿Los Elfos de Ceniza? —se preguntó.
Su mente se calmó un poco, al entender que no había riesgo inmediato.