—Maldición, ahora todas las piezas están en su lugar —murmuró Zephyr, frotándose los ojos.
Todo el mundo se sentía agobiado por el peso de toda la nueva información que habían aprendido, tanto física como mentalmente.
Al comprender que el propósito de la llegada del ojo a ese mundo estaba conectado con Raydon y presenciar la subsiguiente destrucción del mundo entero, su estrés alcanzó nuevas alturas. No podían evitar especular que la presencia del ojo era responsable de la supervivencia de Raydon en ese mundo y de la misteriosa aparición de la puerta debajo de la mansión familiar.
—Así que es por eso que querías ocultar su existencia y exiliarlo de la familia. Tengo que admitir que, si fuera yo, habría tomado la misma decisión —dijo Seren con un suspiro.
