—¿Qué esperabas que le dijera a mi padre? ¿Querías que le dijera que yo fui quien descubrió el secreto que habían estado guardando? ¡Por supuesto que no! —replicó Félix.
Observó al furioso Luther y continuó:
—No tienes por qué culparme de esto. En primer lugar, tú fuiste quien me dijo que debía contactar a mi padre. Y, como ese es el caso, entonces tendría que decirle la verdad sobre el asunto de que fuiste tú quien me lo dijo y lo escuchaste de tu padre.
Luther señaló enojado a Félix y dijo:
—Claramente te dije que oí la conversación entre mi padre y mi madre sobre esto. ¿Cuándo dije que mi padre fue quien me informó sobre el asunto?
—¿Ah, dijiste eso? ¡Completamente lo olvidé! Parece que le di a mi padre la información incorrecta. Pero, no puedo cambiarlo, porque ya se lo dije y mi padre está actualmente en una reunión importante. Así que no puedo volver a llamarlo —se encogió de hombros Félix mientras respondía.
