—¿Crees que estoy hablando de este asunto? Y mirando las expresiones de cada uno de ustedes que me está mirando, puedo decir que tampoco me creen. Entonces, ¿por qué no le preguntan a sus padres sobre el asunto? —dijo Luther con una expresión seria en su rostro.
—Luther, sé que quieres lidiar con Felix, pero por favor, este no es el momento de seguir bromeando. ¿Puedes dejar el asunto de lado por ahora y ocuparte de lo que tenemos que hacer? —Una joven habló.
Luther frunció el ceño cuando se dio cuenta de que no había nadie en la habitación que lo apoyara en el asunto. Justo estaba a punto de seguir hablando cuando James de repente habló.
—Luther, tienes que saber que lo que has dicho tiene lagunas. Dices que nuestros padres no tienen permitido informarnos sobre el asunto. Y si ese es el caso, entonces, tiene que haber algo que se use para saber si nos lo están diciendo o no —dijo James.