—¿Quién se atreve a matar a un miembro de la organización Panteras? —Antonio saltó a sus pies mientras gritaba de rabia.
Ya había pasado más de una semana desde que había enviado a Yona a buscar y traer a Nathan a la fortaleza. Aunque era cierto que Nathan era un debilucho, tenía secretos que eran muy importantes para él.
La muerte de Yona no era algo que lo enfureciera. Pero, sus muertes significaban que la misión que se suponía debía haberse completado para ahora era un fracaso.
Cuanto más tiempo tardara la misión en completarse, mayores eran los riesgos de que otros se enteraran de lo que estaba haciendo.
Incluso si no eran otras organizaciones, había algunas personas presentes en la misma organización que aspiraban al puesto en el que se encontraba.
Mientras lograsen completar la misión que él tenía en mente delante de él, seguramente lo reemplazarían en la posición de vice líder supremo.