—¿Alguna información de él? —preguntó Jack mirando a Denali.
—Sí, maestro —respondió Denali. Aunque el hombre delgado fingía ser duro, al final, no era más que un debilucho. No solo en términos de capacidades físicas, sino que incluso su mente era débil también.
Y como resultado, debido a la tortura a la que había sido sometido bajo las manos de Denali, se vio obligado a revelar todo lo que sabía.
Hubo un tiempo en que intentó mentir a Denali. Pero al final, ella se dio cuenta fácilmente de que él le estaba dando información falsa. Y como resultado, lo torturó aún más duro que antes.
La habilidad que ella tenía, la que le permitía saber si una persona iba a ser leal o no, era la que le había permitido identificar fácilmente que el hombre delgado realmente le estaba mintiendo.
Cuando fue descubierto por segunda vez, al hombre delgado se le obligó a decir la verdad. La única solución con la que podía quedarse era no revelar toda la información que tenía sobre él.