Cuando Nathan entró en la habitación, vio que otro estaba acostado en la cama. Había estado así desde el día en que fue traído a casa por los tres guardaespaldas que siempre llevaba consigo.
El doctor que pertenecía a la familia Jesda fue quien lo atendió durante las semanas anteriores. Y de acuerdo con el informe que dio el médico, la condición de Arthur no era una amenaza para su vida en absoluto.
Pero había un solo problema, era el hecho de que Arthur quizás no pudiera volver a caminar. En otras palabras, podría haber quedado inválido de por vida. Esto era algo que Nathan no podía aceptar.
Arthur era su único hijo en ese momento. Aunque tenía otras dos hijas, ellas no tenían ninguna oportunidad de tomar la posición de cabeza de la familia.
Aunque Arthur era alguien a quien le gustaba jugar y no se ocupaba mucho del negocio familiar, a Nathan no le importaba eso. Ya que él no iba a tomar la posición como cabeza de familia, al menos su hijo tenía que asumir el manto.