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Para cuando Jack contó hasta cero, más de la mitad de las personas realmente se habían ido. Era obvio que habría muchas personas a quienes realmente no les gustaba estar bajo el control de alguien.
Eran mercenarios. Estaban acostumbrados a las escenas caóticas, áreas donde no importaba quién eras, solo era cuestión de fuerza y beneficios. Y aunque era cierto que Jack les ofrecía beneficios, ellos no pensaban que los beneficios estuvieran a la altura de sus intereses.
Y dado que Jack no les impedía irse, se iban. No había necesidad de que intentaran actuar de manera dura solo para terminar como los tipos en el suelo.
Al ver que solo quedaban poco más de cuatrocientas personas, Jack negó con la cabeza. Así es como se comportaban los mercenarios.
Miró a los ocho que todavía estaban rodando o encogiéndose en el suelo y gritó a los que ya se estaban yendo —Ustedes, ¿por qué no ayudan a estos compañeros suyos? Estaban en el mismo grupo que ustedes.
