Entonces, el sonido de un teléfono sonando retumbó en la habitación. Era el teléfono del doctor. Uno de los oficiales se adelantó y lo contestó antes de ponerlo en altavoz para que el doctor oyera.
El silencio reinó en la habitación por un momento. Luego, hubo un sonido de bip rápido de las máquinas que estaban monitoreando el latido del corazón del doctor. El doctor lo miró. Estaba sorprendido. Se apresuró a revisar solo para que las cosas se quedaran en silencio.
—¿Qué sucedió? —preguntó el oficial a cargo con preocupación.
—Eh, el paciente sufrió de un ataque al corazón y alta presión arterial y murió —dijo el doctor mientras miraba las líneas planas que corrían en la pantalla—. Indicaba que el corazón ya había dejado de latir.
—¿Murió? ¿Así, de repente? —Los oficiales no podían creerlo.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó uno de los oficiales.