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—¿Y ahora? ¿Puedes hablar? —la voz de Jack llegó a sus oídos.
Los dos subordinados restantes, por otro lado, no sabían qué hacer. Sus mentes estaban en caos. Aparte del miedo, no estaban seguros de qué se suponía que debían hacer.
Tuvieron el impulso de correr lo más lejos que pudieran. Pero al final, su lealtad hacia Araña les hizo dudar. Araña era quien los cuidaba. Los había salvado cuando estaban en sus peores situaciones.
Entonces, estaban reacios a abandonarlo aunque sabían que no eran rival para Jack considerando que él podía derrotar fácilmente a Araña, quien era como un ser supremo para ellos.
Al ver que Araña no hablaba, Jack dirigió su mirada a los dos hombres restantes que aún estaban allí, sin saber qué hacer.
Al ver las acciones de Jack, Araña entró en pánico y preguntó:
—¿Puedes prometerme... que los dejarás... vivir mientras... te dé la información?
Jack lo miró y dijo: