—¿Te atreves a aparecer en mis tierras sin ser invitado? ¡Este comportamiento es altamente reprobable! —gritó Ciprés.
Abadón permaneció impasible ante los gritos innecesarios de Ciprés mientras casualmente colocaba ambas manos detrás de su cabeza.
—Había oído que los elfos eran un pueblo amigable. Qué sorprendido estaría el resto del mundo al descubrir que eso no es más que una falsedad —comentó con sarcasmo.
—¡No eres bienvenido aquí! No sé cómo has infectado a Erica pero no me echaré atrás en un conflicto contigo —gritó Ciprés con furia.
—No vine aquí en busca de un conflicto, tampoco hice nada contra Erica como afirmas. Hoy soy un buscador de información —respondió Abadón calmadamente.
—¡Ja! ¿Un monstruo sería un erudito? Ahora sí que lo he visto todo —Ciprés se rió burlonamente.
Tal vez porque su gobernante estaba aquí y riéndose, los ciudadanos también lo hicieron.
Thea no parecía gustarle eso, pero a Abadón tampoco le importaba.