En la cueva, Evan estaba mirando al pequeño árbol que estaba plantado en la zona oscura de la cueva con una mirada vacía en su rostro como si su alma hubiera abandonado su cuerpo.
—Entonces, ¿por qué me pediste que lo trajera aquí? —Ashley no notó la extraña condición de Evan y preguntó mientras miraba los dos ojos verde oscuro que acababan de abrirse en la oscuridad.
Tan pronto como Ashley hizo la pregunta, la oscuridad de la cueva comenzó a desaparecer.
Ashley observó los cambios que estaban ocurriendo en la cueva sin ninguna sorpresa en su rostro. En solo unos segundos, toda la oscuridad que cubría la cueva desapareció y un hombre viejo con la cara arrugada y la espalda encorvada apareció frente a Ashley.
La piel del hombre era de color marrón oscuro y parecía la corteza de un árbol. Llevaba una túnica blanca y sus ojos verde oscuro estaban llenos de tranquilidad, dando una sensación de paz.
