—Estabas fingiendo todo este tiempo para poder atraerme fuera de la ciudad —dijo Grunk con voz fría cuando sintió la Barrera Sónica que Evan usó para sellar el espacio a su alrededor.
—Tienes razón, lamentablemente te diste cuenta demasiado tarde —dijo Evan con una sonrisa aterradora en su rostro marcado por cicatrices.
Gotas de sudor frío aparecieron en la frente de Grunk cuando escuchó a Evan y empezó a mirar a su alrededor con una mirada cautelosa en su rostro.
Los labios de Evan se curvaron hacia arriba cuando vio esto y dijo con voz ligera:
—No te preocupes, no hay nadie más que nosotros dos. No necesito la ayuda de nadie para masacrar a un cerdo como tú.
Grunk dejó de mirar alrededor y entrecerró los ojos cuando escuchó a Evan. No creía las palabras de Evan porque aunque podía notar que Evan era poderoso, no creía que se atrevería a luchar contra él solo.