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Valery frunció el ceño al sentir que su poder estaba siendo suprimido.
De rango C+ a C, de C a D+, y finalmente de D+ a D.
—Aunque no es la primera vez que siento esto, sigue siendo muy incómodo —murmuró Valery para sí misma.
Evan, por otro lado, no sentía nada. Su poder seguía siendo el mismo.
Mientras Valery murmuraba, Evan miró a su alrededor y vio que en realidad estaban parados en un pasillo. El pasillo tenía unos diez metros de ancho y veinte de alto, la pared del pasillo también tenía cristales blancos colgando que lo iluminaban.
Evan miró frente a él y vio que el pasillo no era grande. Era solo de doscientos metros de largo y al final del pasillo, podía ver una gran área abierta.
Miró a Valery y la vio moviéndose de aquí para allá como una tonta, tal vez estaba tratando de acostumbrarse a su fuerza suprimida.
—¿Deberíamos ir allí? Puedo ver que hay algo al final de este pasillo —le preguntó Evan ya que no estaba preocupado por el monstruo.
