—¿A dónde fuiste? —preguntó La Reina al conductor con una expresión seria.
—Su Alteza, el Príncipe me instruyó llevarlo a un lugar secreto —respondió inmediatamente el conductor.
—¿Un lugar secreto? Él no está dentro del carruaje... ¿Dónde está? —La Reina preguntó con una expresión seria.
—Señora, el príncipe ha ordenado que la lleve al mismo lugar. Por favor, tome asiento —habló el conductor sin tartamudear ni vacilar.
«Hmm..? ¿Por qué se comporta así Guki? Espera, ¿habrá planeado algo especial para mí? ¿Una sorpresa?
Oh, Dios mío... Parece que mi hijo quiere sorprender a su madre. No debería arruinar su sorpresa» —pensó ella mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
«Hmm...? El Maestro me ordenó que si ella se enfada mucho, tengo que decirle que su hijo está bajo el control de mi maestro y que no puede contárselo a nadie, pero está ocurriendo lo contrario.
¿Por qué demonios está sonriendo?» —El conductor pensó mientras miraba a la Reina con una expresión confundida.