—¡Armin! ¡No sabía que estarías aquí! —Sobresaltado, Armin miró a su alrededor. No esperaba que nadie lo reconociera. Viniendo de un orfanato en una ciudad lejana, pensó que había llegado a la Academia sin conocer a nadie.
Pero su confusión se disipó rápidamente cuando sonrió al ver una cara conocida entre la multitud.
Era Myla, la hija del posadero del lugar donde había estado hospedándose los últimos días. Era una chica pequeña con vivaces ojos verdes y cabello corto y rizado que enmarcaba su rostro.
Armin la recordaba de sus turnos ayudando en la posada. Era realmente linda y su padre la había entrenado bien, ya que siempre era rápida y tenía una cálida sonrisa mientras trabajaba, llevando bandejas u organizando habitaciones.
'En realidad, ella también es una estudiante...' Estaba realmente sorprendido.
—Myla... —la saludó—. Se sentía un poco emocionado ya que finalmente conocía a alguien. No había estado hablando con nadie pues no era muy bueno socializando.