La mañana después de su caso exitoso en la Mansión Wraithwood, Aubrey Hall despertó con el sonido familiar de su alarma, señalando el inicio de un nuevo día.
Tras un rápido desayuno en el pequeño diner de Calle Linterna, conocido por sus comidas abundantes y café robusto, se dirigió a su oficina.
La dueña del diner, la Sra. Jenkins, siempre tenía una palabra amable y una olla de café fresco lista para sus habituales, y Aubrey apreciaba el cálido inicio de su día.
«Supongo que no será un día muy ocupado hoy...», Aubrey pensó para sí misma.
Desafortunadamente, su oficina era un centro de actividad, con Mensajes de Cristal de clientes potenciales, Convocatorias del Mensajero Espiritual que necesitaban respuesta, y expedientes de casos para revisar.
La reputación de Aubrey había crecido, y con ella, la demanda por su experiencia única. Bueno, esto era principalmente porque era parte de la Familia Hall...
