—¿¡Cómo pudiste?! —Los ojos de Halvor se agrandaron al darse cuenta de que obtener la energía ilimitada del océano sería difícil para él.
—La maldición era demasiado fuerte.
Era una visión que habría infundido miedo en el corazón de dioses y hombres por igual.
Sin embargo, en medio del caos, Lesley observaba desde las sombras, conteniendo la respiración entre la anticipación y el temor. Los ojos del Dios de la Muerte le permitían ver la batalla desarrollarse en todo su aterrador esplendor...
—Mhmm... Esa Maldición de Corrupción no es nada para mí. Ese Inmortal es demasiado débil —comentó Lesley al ver cómo Halvor luchaba después de verlo golpeado por la maldición.
—¡No moriré así!
La Eminencia del Mar sintió cómo la Maldición de Corrupción lo quemaba, ¡pero aún no se había rendido! Era una cadena vil que buscaba aprisionar su esencia divina, pero no sería fácil.
