A través de meticulosas investigaciones y cuidadosa observación de los miembros de la Oficina Arcana, finalmente habían descubierto el disfraz de Entei: se hacía pasar por un Gran Caballero dentro de una de las prestigiosas Órdenes de Caballeros del Imperio.
Incluso Vale no tenía idea de por qué el Santo Demonio había decidido vivir en silencio aquí. La única razón que se les ocurría era por el bien de crear su propia fuerza. Por supuesto, los miembros de la Oficina, bajo el mando del Capitán Ashley, intentaron averiguar más sobre las actividades del Gran Caballero, pero no encontraron nada sospechoso.
—Mhmm... No estoy seguro de que pueda usar mis hechizos mentales eficazmente contra esta criatura —murmuró el Avatar de Vale.
Después de todo, tenía una Divinidad muy limitada, y su conciencia y alma no eran tan fuertes como el cuerpo original.
