—Ira, tu percepción es tan formidable como dicen las leyendas. Vengo por orden de nuestro Señor Demonio —dijo Kyle.
Mientras hablaba, de él irradiaba una sutil aura de Divinidad Corrupta, el toque final para su elaborado disfraz.
La Divinidad Corrupta que mostraba no era ni demasiado débil ni demasiado fuerte... Simplemente era lo suficiente para eliminar cualquier posible sospecha del Pecado Mortal.
Bueno, con su apariencia, ahora impregnada con esencia demoníaca y divinidad corrupta, Kyle creía que su transformación era impecable, incluso bajo la mirada escrutadora de Ira.
—¿Un Santo Demonio, es eso? No te encuentro entre los Santos Demonios de élite o de un solo dígito que reconozco. ¿Un recluta nuevo, entonces? Ahh... Cierto... Muchos de tu tipo han caído ante el Inmortal de Sombra —Ira comentó casualmente mientras se desinteresaba y se alejaba.