El agarre de Vale se tensó en su arma, su corazón latiendo con incertidumbre.
Podía decir que este nuevo oponente no era como los Arcanistas de segunda que había derribado fácilmente hasta ahora. Tenía que tomarse esto en serio.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —respondió Vale con una voz firme mientras observaba al hombre que había aparecido de repente.
El hombre exudaba un aura de poder y oscuridad, erguido e imponente.
Aunque el Sentido Divino no podía determinar su Camino Arcano, Vale no dudaba de que esta persona era un Practicante de las Artes Oscuras.
El extraño tenía una constitución delgada y musculosa, su figura forjada a través de un riguroso entrenamiento y batallas libradas. Su cabello negro como el azabache estaba peinado hacia atrás, acentuando sus rasgos marcados.
—¿Un nigromante? —supuso Vale.
