—Señor Snow, Señor Snow, qué alegría verte de nuevo. ¿Volviste solo para visitarnos o vas a hacer algo bueno por la gente de aquí? Han sido muy buenos con nosotros y hasta nos encontraron lugares adecuados para vivir, a pesar de que llegamos sin avisar —preguntó una de las brujas jóvenes embarazadas.
—Por supuesto, voy a hacer algo bueno por ellos. Después de todo, los acogieron y han aceptado un trato donde no atacarán mi aldea natal, así que voy a crear una barrera y unos arcos mejores para ellos, y Ella, la pequeña bruja del pelo azul celeste, va a hacerles un Encanto de Jardín para cubrir la aldea.
La bruja parecía un poco confundida hasta que alguien le susurró al oído.
—¿En serio? ¿Una Bruja de Rango Dos está justo aquí en la aldea? No es de extrañar que no tengas miedo de nada con ella apoyándote —la joven bruja se rió.
