Los ojos de Archer se abrieron con dificultad, y de inmediato comenzó a frotárselos, tratando de deshacerse del aturdimiento.
La oscuridad que lo rodeaba solo añadía a su confusión. Al ponerse de pie y rascarse la cabeza, notó que no tenía sus cuernos, lo que lo dejó aún más perplejo.
Sintiéndose desorientado, empezó a caminar sin rumbo. Después de un rato, se detuvo y miró a su alrededor, divisando algo en la distancia.
Conforme se acercaba, vio un banco de parque allí en la oscuridad. Era el mismo banco en el que él y Alexa se sentaban cuando iban al parque de niños.
Los recuerdos inundaron su mente mientras se sentaba. Archer permaneció allí durante lo que parecieron horas, solo observando el paso del mundo.
No escuchó los pasos que se acercaban hasta que se detuvieron cerca de él. Sobresaltado, levantó la vista con los ojos muy abiertos para ver a su hermana mayor, Ellie, de pie ahí, con una expresión de asombro extendiéndose por su rostro.