Archer se levantó de la cama en la que estaba acostado, caminó hacia la puerta y salió a una cornisa de la montaña. Desde allí, tenía una vista perfecta de la jungla de aspecto primordial debajo.
Le recordaba a los documentales de dinosaurios que había visto en la Tierra. Los árboles eran gigantes antinaturales, tan altos como la montaña en la que se encontraba, lo cual le sorprendió.
Sin dudarlo, activó el Detector de Aura para enviar una onda de maná, escaneando las criaturas cercanas. Segundos después, recibió cientos de señales indicando que lo rodeaban en la montaña y en los árboles cercanos.
Archer se estremeció cuando el flujo de información lo abrumó. El dolor comenzó a disiparse justo cuando escuchó una voz detrás de él. —Será mejor que tengas cuidado. Las bestias de la jungla son más fuertes que tú, pequeño dragón.