Archer miró cálidamente a su abuelo, un destello de curiosidad brillando en sus ojos, antes de asentar y hacerle señas para que se sentara. Mientras Mathias tomaba asiento, comentó:
—Veo que estás volviendo al imperio. Me alegro de haberte encontrado, ya que nunca había tenido la oportunidad de hablar contigo y siempre estaba ocupado.
—Bueno, recuerdo dos veces que visitaste Ciudad Vassia y hablaste con Leonard, pero mi madre me escondía para que no pudieras ver lo mal que me trataban —dijo él—. Pero basta de estas cosas deprimentes, ¿qué puedo hacer por ti?
Mathias asintió en acuerdo:
—Los rumores hablan de que estás estableciendo un reino en el sur. Si estás interesado, tengo décadas de experiencia entrenando reclutas y puedo ayudarte con tu ejército.
Los ojos de Archer se entrecerraron mientras hablaba:
—Veremos, pero más importante, ¿me buscas solo para mejorar tu suerte en la vida, o quieres usarme porque ahora tengo poder?
Mathias negó enérgicamente con la cabeza:
