Una chica de pelo púrpura estaba sentada cómodamente en una silla en la biblioteca, balanceando sus piernas hacia adelante y atrás mientras leía un libro.
Sus ojos verdes esmeralda estaban concentrados en las páginas, y justo cuando estaba llegando a la mejor parte, fue interrumpida por Vega, la criada personal de su madre.
Vega tenía cabello castaño, ojos marrones y estaba muy dedicada a su rol como criada personal de la emperatriz.
—Princesa Leira, la Emperatriz quiere verte en el jardín —dijo la criada.
Las orejas de gato de Leira se movieron al escuchar la voz de la mujer.
Llevantó la vista de su libro y sonrió a la recién llegada.
Dejando la biblioteca, Leira se dirigió al jardín donde a su madre le gustaba relajarse.
No tardó mucho en llegar.
Después de llamar a la puerta, Leira esperó pacientemente un minuto hasta que una criada la abrió y le hizo señas para que entrara.
—Pasa, Princesa. La Emperatriz está en su lugar de siempre. Por favor, sígueme —dijo Vega.
