Archer asintió y le entregó las monedas al hombre antes de volcar su atención hacia Stella, quien disfrutaba entusiasmada de su comida.
Verla comer tan rápidamente le arrancó una risita y decidió introducirla a algo nuevo.
Sacó un poco de pan y sugirió —Sumerge esto en el jugo de los fideos. Te gustará.
Stella siguió su consejo, mojando el pan en el caldo lleno de sabor y dando un mordisco, su rostro se iluminó con el nuevo sabor descubierto.
Complacido de verla disfrutar la combinación, Archer sacó más pan y lo sumergió en el caldo sabroso, probándolo y descubriendo que él también amaba ese gusto.
Después de unos diez minutos, el hombre llenó el recipiente hasta el borde con fideos y lo empujó hacia Archer.
El anciano habló con gratitud, diciendo —Aquí tienes, muchacho. Se me ha acabado la comida por el día. Gracias por darme un día libre.
Asintiendo al dueño del puesto antes de tomar un bocado de fideos y guardarlos en la Caja de Artículos.
