—Sentí algo mientras cazaba pero, ¿por qué eso me trajo aquí? —dijo Archer, sacudiendo su cabeza ante la mujer de ojos brillantes.
—Bueno, una vez que un dragón blanco alcanza el Rango de Mago Soberano, es tiempo de que evolucione una vez más —respondió Tiamat con una voz alegre.
Levantando su mano, conjuró un orbe radiante, y el corazón de Archer se aceleró al sentir un tirón magnético que lo atraía hacia la esfera luminosa. Se sentía como si fuera parte de él y quisiera regresar a su lugar legítimo, pero entonces Tiamat habló:
—¿Alguna vez te has preguntado por qué te has herido tanto antes? ¿O incluso envenenado?
—Con mi estado siendo tan poderoso no debería herirme, pero lo he hecho. Especialmente con las bestias al azar, pero pensé que era por mi estupidez y no porque me faltara algo —respondió Archer, mirando a la mujer con los ojos abiertos de par en par.
