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Una vez que habló con las chicas, Archer voló directamente hacia la capital del Reino de Misthaven mientras el sol se ponía en lo alto.
El paisaje presumía de vastos tramos de verdes campos ondulados que bordeaban la inmensa Jungla Fuegusol.
La aguda vista de Archer captó numerosas granjas dispersas en el terreno, y aun en la oscuridad de la noche, el reino permanecía bullicioso con actividad.
Mientras se deslizaba grácilmente sobre el reino, Archer notó una corriente de personas apresurándose hacia la capital, buscando refugio.
Fue entonces cuando avistó a soldados también corriendo hacia la ciudad y con una sonrisa, se lanzó en picada y los atacó con el aliento de su dragón.
El fuego violeta los cubrió convirtiéndolos en cenizas y asustando a toda la gente que vio su ataque.
Luego de quemarlos, dejó escapar a algunos de los soldados para que difundieran la noticia de sus ataques. Fue entonces cuando vio docenas de hechizos volando hacia él.