El soldado Kagiano se quedó paralizado, enfrentado a la aterradora presencia de Archer en su forma de dragón, extendiéndose 10 metros de longitud y 5 metros de altura.
En una repentina demostración de poder, su pecho emitió un resplandor violeta radiante, provocando que el segundo al mando gritase —¡Retirada! ¡Se está preparando para atacar!
El pánico se apoderó de los soldados mientras se dispersaban en un intento de escapar.
Entretanto, Ella sacó rápidamente su arco y desató una lluvia de flechas penetrantes, derribando hábilmente a los soldados en fuga con letal precisión.
Una de sus flechas encontró su blanco, impactando en la pierna de un soldado y haciéndolo colapsar al suelo.
Aprovechando el momento, Archer lanzó un poderoso soplo, envolviendo a un gran grupo de Kagianos en llamas.
Sus cuerpos fueron consumidos, reducidos a restos carbonizados y huesos cenizos. Archer avanzó, su inmensa forma impulsándole con un impacto tronador.