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—Realmente te gusta sacarme de quicio, ¿no? —preguntó Rain—. ¿Cuándo te dije que podías hablar de mí de esa manera? Tal vez debería hacer una habitación insonorizada y aislarte allí.
—No tenemos nada en común de qué hablar, y nuestros recuerdos están fragmentados, así que... —dijo Nigel.
Rain ignoró la respuesta y reanudó las patadas al escudo... Rain se sentía mal por pensar que debería haber resuelto las cosas de cualquier otra forma. No se puede usar la lógica y la razón contra los idiotas.
—Eso es suficiente internet por hoy, ahora me lavaré con agua bendita para deshacerme de toda la estupidez que he visto hoy —dijo Rain después de suspirar con alivio—. Al menos patearte es un buen alivio para el estrés.
—Disculpa, ¿puedo hacer una pregunta? —preguntó Larisa.
—Ya lo hiciste, pero adelante —dijo Rain.