A pesar de la tensa atmósfera y las complejidades de la situación, Rain mantenía un comportamiento inusualmente tranquilo que desconcertaba a los que le rodeaban. Su actitud sosegada y serena, especialmente ante semejante novedad y las posibles ramificaciones que esta acarreaba, dejaba perplejos a todos.
La razón de su desconcierto residía en el hecho de que los abuelos de Rain formaban parte del grupo que podría sufrir por la reticencia de Esmeralda a extender ayuda más allá de sus aliados inmediatos. Como miembros cruciales de la comunidad, cualquier decisión que pudiera afectarles directamente tenía un peso significativo.
—... ¿No nos vas a condenar? —Esmeralda frunció el ceño.
—No, como se esperaba, esto necesita más azúcar —dijo Rain mientras bebía el té—. Solo soy un visitante aquí, ustedes son los líderes y no me corresponde decir nada.