El Rey Saudí captó la atención de sus invitados golpeando su cuchara contra una copa de vino. Esta era una escena muy cliché, una que Alex esperaba fuera parte del manga en el que vivía, y no una costumbre saudita real por varias razones obvias.
A pesar de eso, Alex cambió su atención hacia el hombre a cargo. Quien comenzó a hablar una vez que todos se habían callado adecuadamente para que pudieran escuchar sus palabras.
—Gracias a todos por asistir al decimoctavo cumpleaños de mi amada hija. Hay algunas noticias que me gustaría anunciarles a todos. Pero primero... ¿Dónde está mi hija? ¿Dónde está mi querida Aisha?