Carmen despertó al lado de Alex. Había una expresión complicada en su rostro. Nunca antes había sentido tanto placer en su vida. De hecho, incluso ahora mientras observaba la guapa cara dormida del joven y su cincelado cuerpo desnudo, no quería más que experimentarlo de nuevo.
Era casi como si su cuerpo se hubiera vuelto adicto a Alex y su pene. Y por eso sentía consternación. Consternación porque se había enamorado del hombre responsable de la muerte de su pareja y camaradas. Ya nunca podría regresar a la DEA, ¿cómo podría hacerlo después de haberse acostado con el infame "El Cucuy"?
Sin embargo, ya no había animosidad en su corazón hacia Alex. Literalmente, él había follado el odio fuera de su cuerpo. Y debido a esto, ella suspiró profundamente, y al hacerlo despertó al hombre. Quien la miró a la madura belleza desnuda, y su celestial busto con una amplia sonora sonrisa en su rostro. Su broma fue una que ella no encontró graciosa en lo más mínimo.
