Alex quería incorporarse emocionado después de escuchar la pregunta de la Reina de Corazones, pero sabía que al hacerlo despertaría a Min-Ah, quien yacía junto a él con su brazo envuelto alrededor de su pecho. Por lo tanto, solo asintió silenciosamente con la cabeza.
La Reina de Corazones tomó esto como señal, así que sacó una varita en forma de corazón de la nada y la apuntó hacia Min-Ah, donde dijo el encantamiento más estereotípico con la voz más tierna que pudo manejar.
—¡Bibidi Babidi Bú!
Inmediatamente, un torbellino de destellos envolvió a Min-Ah, la cual ni siquiera pareció darse cuenta en lo más mínimo. Y justo cuando Alex empezaba a entrar en pánico, se dispersaron completamente, dejándolo completamente desconcertado por lo que vio. Min-Ah siempre había sido una hermosa joven, de las más bellas del mundo, argumentaría él. Pero como todas las mujeres, tenía sus imperfecciones. Por lo tanto, se maquillaba para cubrirlas.
