Mientras Alex estaba en la universidad, Diana y Hee-Young habían comenzado a realizar los ajustes que Alex había sugerido a sus empresas. No era que se hubieran tomado la molestia de verificar si dichos planes eran realmente viables. Más bien, confiaban en que Alex haría lo que fuera mejor. Aun si en el fondo esperaban perder dinero en todo el asunto.
Por supuesto, el dinero no se generaba de la noche a la mañana, y tomaría tiempo para que estos cambios surtieran efecto correctamente. Así que, lo único que realmente podían hacer Diana y Hee-Young era suspirar y lanzar los dados, esperando ya sea un retorno de su inversión, o sufrir pérdidas.