Alex emergió de la ducha con una nueva perspectiva de vida. Con el conocimiento y la experiencia del empresario más grande de la historia a su disposición, se le habían ocurrido millones de ideas sobre cómo convertir su inmensa fortuna en una aún mayor.
Fuese expandiendo el negocio que Diana había heredado, o la corporación cosmética de Hee-Young, Alex bajaba las escaleras del ático vestido con un traje a medida, lo que sorprendió a sus mujeres. No obstante, había una razón para esto, y Alex se apresuró a dirigirse a su madre y amante, ambas al mando de corporaciones masivas.
—Mamá, Hee-Young… ¿Puedo tener un momento de su tiempo? —Las dos mujeres se mostraron naturalmente curiosas sobre lo que Alex quería hablar con ellas pero lo siguieron a una zona más apartada del ático, donde él comenzó a exponerles sus ideas.