Una vez más, noticias se extendían por el mundo de Pagna. Últimamente, parecía una ocurrencia común.
Tanto estaba sucediendo en Pagna que los ciudadanos comenzaban a preocuparse, al igual que los guerreros.
Se estaban produciendo grandes cambios, lo cual no era bueno para los reinos e imperios que dependían de los clanes para mantener el equilibrio.
Ellos también estaban observando con atención. Sin embargo, esta vez, las noticias no las dio nadie especial, sino que se propagaron de boca en boca.
En una de las ciudades más pequeñas de la Facción Demoníaca, un guerrero caminaba por la calle principal.
Vio una tienda que vendía vasijas de arcilla. Avanzando, el guerrero movió la tela de la entrada con su mano y entró.
—Vengo a ver a Arcilla —dijo el guerrero.
Un anciano detrás del mostrador señaló hacia una puerta abierta.
El guerrero rápidamente entró y pudo ver una mesa con un hombre sentado enfrente.