—Estás enfermo —dijo Samar con desprecio—. Dices que te arrepientes de haber matado a Wyntor, pero al mismo tiempo, dices que lo harías de nuevo si eso conduce al mismo resultado.
—¿Matarás a cualquier número de personas inocentes solo para hacer algún progreso en tu lucha contra este llamado verdadero enemigo?
—¿Cómo se puede construir una utopía sobre los cuerpos de gente inocente?! Estás utilizando el bien de la humanidad para avanzar en tu propio objetivo, ¡igual que Aegis y todos los ricos corruptos que mataste en la capa superior!
—¿Te hace feliz matar a gente inocente? —ella preguntó.
—Mi felicidad no es de ninguna preocupación —respondió Nick—. Dediqué todo mi ser a esta causa. Mi felicidad personal no tiene ninguna consecuencia.
—Pero, ¿eres feliz? —preguntó ella.
—No —respondió Nick—, y nunca lo seré.
—El camino que recorro no conduce a la plenitud o la felicidad.
