Después de visitar cada una de las fronteras de las fortalezas humanas rodeando el dominio humano, todos los paragones humanos de primer nivel se reunieron juntos.
Se mantenían suspendidos en el aire, esperando las palabras de Atticus.
—Sugiero que llevemos esto a un lugar seguro —las miradas de los paragones parpadearon al unísono.
—Estoy de acuerdo —añadió Oberón.
Discutir sus planes en los cielos abiertos no era nada menos que insensatez. Sin embargo, dejar las fronteras de los Vampyros desprotegidas era otro error que los paragones humanos no tenían intención de cometer.
Se dirigieron de vuelta a la cima donde una vez estuvo el Fuerte Echohelm. Al llegar, Oberón se adelantó flotando, sus manos un borrón mientras grababa palabras en el aire.