La Ciudadela Enigmalnk estaba llena de personas que ostentaban la máxima autoridad en el dominio humano, y al mismo tiempo, eran los individuos más poderosos.
En primer lugar, el hecho de que todos estuvieran reunidos dentro de un solo edificio hacía que la atmósfera fuera insoportable para muchos.
Los jefes de las familias de tercer nivel, cada uno con rangos de maestro+, encontraban difícil respirar. En la sala, eran los más callados.
Esto hubiera sido igual para los candidatos del Ápice; sin embargo, a diferencia de los de tercer nivel, a los de primer nivel realmente les importaba. Las runas circulares en el suelo donde se encontraban aseguraban que no se vieran afectados por la presión.
Sin embargo, estas runas se ubicaban a cierta distancia de la entrada del salón, y cualquiera que entrara tendría que caminar hacia el centro.