—¡Anillo estrella desolado! ¡Abre!
—¡Anillo estrella de Dios enfurecido! ¡Abre!
—¡Anillo estrella inmortal! ¡Abre!
Al instante, un anillo gigantesco adicional se abrió en el cielo, su mera revolución desgarrando el espacio y revelando las profundidades más oscuras del vacío.
En el siguiente instante, una aura inquebrantable floreció en Zeras, mientras levitaba en el vacío, su anillo estelar girando intensamente.
Rápidamente, miles y miles de runas cubrieron cada pulgada de su piel, vertiendo dentro de él una cantidad increíble de energía que hacía que cada una de las células de Zeras despertaran de su letargo.
Pero eso no fue todo, cuando otro conjunto de runas cubría el cuerpo de Zeras, ya que relámpagos rojos comenzaron a crujir alrededor de su cuerpo, repletos del rugido de cada cultivador existente: Rayo de la Tribulación Celestial.