Con el tema de Esponjoso ya resuelto en la mente de Zera, él se dirigió rápidamente hacia el lugar de donde provenía la llamada, encontrando que el cabello que estaba entrelazado en su brazo se iluminaba intensamente. Cuanto más se acercaba al lugar, más brillante se volvía, actuando como un dispositivo de confirmación para asegurarse de que estaba en el camino correcto.
Aún así, la noche cae y la mañana surge innumerables veces en el viaje de Zera, viajando durante el día y equilibrando su nuevo cultivo por la noche. La alternancia de pausas y paradas eventualmente le hizo pasar un total de 2 meses viajando a través de vastas llanuras inexploradas de fauna intacta y durezas ambientales y fenómenos que nunca antes había cruzado.
No se veía ni un solo animal, humano, o cualquier ser vivo excepto hierbas cuanto más profundo iba Zera, y apenas veía señales de vida conforme se aventuraba más hacia el lugar de la llamada.
