La promesa de Zeras era tan fría y escalofriante como el hielo mientras Val sentía un escalofrío recorrer su columna vertebral, y sus ojos destellaban una luz sedienta de sangre mientras miraba ferozmente la espalda de Zeras.
—Te subestimas demasiado... —dijo Val cuando Zeras se encogió de hombros antes de continuar buscando el libro del Puño de las Nueve Estrellas que quería.
—No querrás usar la vida de tu hermana para apostarla, ¿verdad? —replicó Zeras con calma, sus ojos destellaron cuando finalmente encontró lo que estaba buscando. Vio el manual del Puño de las Nueve Estrellas, y una gran sonrisa apareció en su rostro mientras lo guardaba en su anillo espacial antes de levantarse y continuar su caminata por los estantes, bajo la conmoción de los dos hermanos.