—Ahhh, ahhh, ahhh —se podía escuchar el sonido de la respiración agitada a lo largo de todo el escenario de batalla, mientras el aire blanco salía en bocanadas de los labios y la nariz de Zeras, y dos cortes en su rostro de los cuales la sangre dorada goteaba, manchando el desdichado suelo debajo de él.
Frente a él, Asura estaba de pie, sin una sola marca de corte en él, su espalda tan recta como una montaña, su distancia emocional igual que siempre, mientras sostenía sus cuatro hachas en su garra.
—¡Te falta! —La misma palabra que había dicho al principio de su batalla, se le dijo una vez más mientras Zeras tomaba una respiración profunda, calmándose el corazón.
El resultado de su batalla era claro como el día. Y era justo como Asura había dicho. Le faltaba en comparación con el demonio frente a él. En fuerza física, Asura era más fuerte que él. En habilidad de combate, Asura era incomparable y tenía más experiencia que él.