—Sí —respondió Zeras, sin decir nada más, pero no se libraría tan fácilmente.
[Zeras, maldito seas. ¿Puedes ir al grano y realmente contarme todo lo que te pasó?] —preguntó el sistema, con una curiosidad imperturbable y alarmante.
—¿Puedes permitir que eso sea el único secreto que te estoy ocultando? —esta vez preguntó Zeras, aunque seriamente, mientras volvía a los pergaminos que estaba leyendo con toda su atención.
[¿Ah, sí? Vale entonces] —el sistema le respondió antes de guardar silencio, y una vez más, la calma se restableció en la cabeza de Zeras, pero solo fue un suceso fugaz.
[Dado que has elegido mantener un secreto lejos de mí, entonces también es hora de que te muestre un secreto que he estado ocultándote desde tu última evolución como Devorador del Caos...] —le dijo, mientras Zeras dejaba caer el pergamino en sus manos, y sus ojos brillaban enfocados.